Author's Chapter Notes:
Siento el retraso en actualizar, se que estais interesadas en saber que va a pasar con Buffy y cierto señorito en el baile, asi que, no me enrollo y aqui os dejo el capitulo.
Por cierto que yo no tengo ni papa de aleman, que lo sepais (ya entendereis porque).

Ah tambien hay un par de nuevas apariciones de personajes durante este capitulo ; )
Capitulo 12: Pasos de Baile

Los cinco jóvenes habían estado intentado eludir a muchas de las chicas que disimuladamente buscaban pareja entre los hombres que estaban en el salón, que al parecer eran menos que las mujeres, y desgraciadamente un grupo de cinco hombres jóvenes, todos ellos bastante apuestos, era difícil de pasar por alto. Sin embargo, William, Xander, Wesley, Liam y Oz se las habían ingeniado para recluirse en un rincón del basto salón de baile, donde pasaban más o menos desapercibidos.

Hablaban animadamente de la última cacería a la que habían asistido y las piezas que cada uno de ellos se había cobrado en la batida, cuando el gesto de William se agrió repentinamente, Liam siguió la mirada de su amigo para encontrarse con tres mujeres que se dirigían hacia ellos.

- ¿Esa no es la Archiduquesa alemana? – preguntó Wesley en voz baja a Liam

- Aja, si, es la de en medio – explicó Xander girándose levemente para mirar a las mujeres – es prima hermana de la emperatriz alemana, pero no la había visto hasta ahora.

- La de la derecha es la hija de la duquesa de Kent ¿no? – susurró Amy, que al ver acercarse a las mujeres se había aproximado a los chicos acompañada de Warren

- Si. Creo que se hace llamar por un extraño diminutivo – murmuró Wesley

- ¿No es la de la izquierda, la señorita Ashworth? – preguntó Liam a William que mantenía un rostro pétreo con la mandíbula encajada.

- Lo es – respondió con tono cortante el aludido, mientras los demás le miraban de soslayo. Mantener secretos en aquel grupo era algo, cuanto menos complicado y todos los que allí estaban, se habían enterado de una u otra forma del rechazo de Cecily Ashworth a su amigo.

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- Tengo entendido que le diste calabazas al hijo de la duquesa de Dorset – dijo la joven morena a su amiga con una sonrisa irónica, mientras se acercaban al numeroso grupo que acompañaba a Hamblenton y al hijo de Milord Grafton. La otra mujer le dio una mirada molesta por encima de su abanico de plumas de avestruz

- Así es – contestó Cecily bruscamente – pero me temo que no es un asunto de tu incumbencia Kenny – añadió con rin tintín

- Es Kennedy – le corrigió la primera – y si un excelente partido como él… está sin compromiso, por supuesto que es de mi incumbencia

- Si, liebling Cecily, dinos ¿Por qué le rechazaste? – preguntó la archiduquesa con una sonrisa – creo que es bastante apuesto

- Yo también lo creo – se apresuró a añadir Lady Kennedy, Cecily observó con una mueca de disgusto la nueva apariencia de William Hambleton, sin duda el cambio le había venido bastante bien, un mes antes ni si quiera le hubiera considerado mono y ahora incluso le parecía muy atractivo.

- Puede que tengáis razón - comenzó a decir Cecily – pero temo que su carácter y personalidad no os gusten tanto, su excelencia.

- Por favor, Cecily, ¿que forma tan distante de llamarme es esa? – respondió la archiduquesa con una sonrisa de autosuficiencia cargada de sarcasmo – que menos que ya que somos amigas, me llaméis por mi nombre.

- Temo que no sea apropiado, excelencia – respondió Cecily con una mueca que intentaba ser una sonrisa, al saberse burlada por aquellas dos mujeres de nobleza muy superior a la suya

- Oh, por supuesto que si, Cecily liebling – contestó la mujer alemana – nada de excelencia, sólo Erzherzogin o Lady

- Creo que Milady sería más adecuado – intervino Lady Kennedy

- En ese caso – retomó la archiduquesa con travesura – solo Ihre Hoheit die Erzherzogin Anianka (N.A: Su alteza la archiduquesa Anianka LOL)

- Ehh… - balbuceó Cecily nerviosa – lo lamento, excelencia…no…no hablo alemán

- ¡Oh mein Gott! – dijo la Archiduquesa con un excesivo gesto afectado – que contrariedad… Bueno, supongo que sus padres hicieron todo lo que sus limitados recursos les permitían para costear su educación, Fräulein Cecily

- Yo… - comenzó a decir la joven, para luego quedarse callada hirviendo de rabia, mientras las otras dos mujeres intercambiaban sonrisas divertidas.

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William y Xander hicieron un pequeño gesto de saludo a las dos mujeres y a una pálida Cecily que intentaba contener su humillación, mientras los demás llevaban a cabo una profunda reverencia.

- Oh, bitte, no es necesario – dijo la archiduquesa con un gesto, luego miró a todos, reparando por ultimo en los hombres de la nobleza – creo que no hemos tenido el placer de ser presentados

- Ciertamente no, excelencia – respondió Xander con una sonrisa, luego le hizo un gesto a Kennedy – Lady Kent

- Oh, si disculpen – dijo Kennedy apresurada – su excelencia, la archiduquesa del imperio alemán, Anianka Ermintrude von Schleswig-Holstein. Lord Alexander Henry Grafton, hijo del Vizconde de Leinster y Lord William Alister Hambleton, hijo del difunto Duque de Dorset.

- Encantado de conocerla por fin, excelencia – dijo Xander besando levemente su mano enguantada, mientras ella asentía con una sonrisa, luego se giró hacia William quien también tomó su mano.

- Es ist ein Vergnügen, Sie, Erzherzogin Anianka zu treffen – dijo William en un perfecto alemán (Es un placer conocerla, archiduquesa Anianka), la archiduquesa le miró con curiosidad renovada y una pequeña sonrisa

- Welch Überraschung. Sie sprechen deutscher Lord Hambleton? – preguntó la archiduquesa Anianka (Que sorpresa. ¿Habla usted alemán Lord Hambleton?)

- Einige meiner naheren Verwandten wohnen in ihrem Land, Erzherzogin. Ich spreche Deutsche von der Kindheit. (Algunos de mis más cercanos familiares residen en su país, archiduquesa. Hablo alemán desde la infancia) explicó William a la archiduquesa, mientras los demás los observaban, la mayor parte de ellos sin entender casi nada

- Es ist jubelt mir zu, um es, Lord Hambleton zu wissen. Vorbei einige Zeit ist wiedertröstlich, um die Mutter-Sprache zu hören. Sie wissen? (Me alegra saberlo, Lord Hambleton. Pasado algún tiempo es reconfortante oír la lengua materna ¿sabe?) – respondió la mujer con una sonrisa sincera – Pero temo que estamos siendo muy mal educados, Lord Hambleton – dijo volviéndose de nuevo hacia el resto de la gente

- Si, tiene razón, archiduquesa – contestó William con serenidad

- Llámeme solo Anya, Lord Hambleton

- En ese caso, usted debe llamarme por mi nombre, Milady Anya

- Será un placer, Lord William.

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Anya hablaba animadamente con William y el resto del grupo, Xander también hablaba alemán bastante bien y para su sorpresa, Liam lo entendía perfectamente y lo hablaba medianamente bien. Cuando la archiduquesa comentó que era excepcional que un criado supiera lenguas modernas, William le explicó que en su casa todos habían recibido educación similar sin importar si eran nobles o del servicio.

Anya en seguida encajó con el grupo y se reía abiertamente con algunos de los chistes de Xander, Kennedy por su parte, mantenía una formal conversación con Oz y Wesley. Sin embargo Cecily no fue tan bien recibida por el grupo, al ver que todos se dirigían a ella con frases frías y monosílabos, incluso los que eran de categoría social inferior a ella, decidió acercarse a William, al fin y al cabo ese tonto siempre la había adorado. Pero el lugar de los melindrosos halagos a los que estaba acostumbrada, recibió una leve y fría mirada, una corta frase hiriente y por si fuera poco, William se apartó de ella con la excusa de ir a por champán. Enrojecida por la cólera, Cecily se apartó del grupo y caminó hacia la otra esquina del salón.

- Vaya, vaya, mirad a nuestro querido William – dijo Xander cuando éste volvió con una copa de champán, el rubio le miró alzando una ceja, mientras su amigo le pasaba un brazo por encima de los hombros con una enorme sonrisa – chicos creo que ese gesto de Will se merece un buen brindis – todos asintieron entre risas y asentimientos

- ¿Qué gesto? ¿De qué diantres hablas Xand? – preguntó él un poco molesto

- ¿Cómo que qué gesto? ¿Estas de broma? ¡Has mandado a paseo a la estúpida engreída de Cecily Ashworth! – respondió Xander entre risas coreadas por el resto del grupo, alzando su copa – vamos, vamos, eso se merece un par de brindis como poco.

Acompañando el gesto de Xander, todos alzaron sus copas, excepto Oz que miraba hacia el otro lado del salón.

- ¡Ey, Oz! Vuelve a la tierra – le gritó Xander provocando una nuevas risas

- Lo haría si pudiera – contestó él despacio sin desviar su mirada – pero ahora solo puedo recordar lo que habéis dicho antes de Andrew

- ¿El que? ¿qué es tonto? – preguntó Liam con una sonrisa que Xander contestó con una carcajada risueña

- Eso mismo – dijo Oz en voz baja sin mirarlos, curiosos y extrañados todos se giraron para dirigir la vista hacia donde Oz miraba, abriendo la boca con no poca sorpresa.

- Desde luego todos los tontos tienen suerte – murmuró Xander en voz baja, aunque nadie le respondió. Por diferentes motivos, todos y cada uno de los del grupo miraban hacia la entrada.

Andrew con una sonrisa de oreja a oreja – y no era para menos – acaba de entrar al salón. A su derecha, esbelta y exquisitamente vestida de azul y gris, con un moño alto que la hacia aún más alta de lo que era, iba Cordelia agarrada a su brazo. De su brazo izquierdo iba una sonriente y nerviosa Willow, con un voluminoso vestido de gasa amarillo y su pelo rojo en un moño de mechones que habían sido rizados y adornados con flores, haciéndola parecer un hada recién escapada de algún cuento. Pero aunque ninguna de las dos le había pasado por alto a nadie, cientos de ojos se dirigían a una repentinamente pálida Buffy, que debido a los nervios que la acuciaban, sonreía nerviosamente a su amiga Willow quién la llevaba cogida de la mano apretando con fuerza. El color del vestido de la adolescente rubia hizo que la mayoría de los presentes en el salón se fijaran en ella, lo que aumentó su nerviosismo, al menos hasta que Cordy logró encontrar a sus amigos y se encaminaron a ellos.

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- ¿Cómo ha dejado tu madre que tu hermana se pusiera un vestido como ese? - murmuró Xander a Liam mientras sus cuatro amigos cruzaban el salón hacia ellos

- No… tengo ni idea – balbució Liam sin quitar ojo a las tres chicas – Empiezo a pensar que tal vez haya salido por la ventana para que mi madre no la viera – una corta risa vino de detrás de Liam que se giró levemente para mirar.

- No creo que haya salido por la ventana, a no ser que sea una excelente trepadora – dijo Lady Kennedy con una sonrisa divertida

- Bueno, yo no lo descartaría – intervino Xander con una sonrisa jocosa, que desapareció en cuanto observó la mirada soliviantada de Liam, carraspeando levemente giró su atención hacia su otro amigo - ¿Tú que opinas, Will?

Pero Will parecía estar por completo en otro planeta, su mirada añil estaba clavada en la figura menuda de color carmesí que se dirigía hacia ellos, que hasta hace sólo dos minutos había sido su amiga de la infancia y que ahora había logrado hacer saltar su corazón en el pecho, acelerar su respiración y entreabrir sus labios con un jadeo contenido. William dudaba de que aquella preciosidad que había captado por completo su atención, fuera la misma niña a la que solía tirar de las trenzas o empujar en el columpio de su casa de Brigton. El joven recibió una mirada reprobadora de Liam que ni si quiera vio, quien decidió acercarse hacia su hermana y enterarse si realmente su madre le había dado permiso para llevar aquel provocativo vestido, y que mientras se acercaba a ella, fue consciente de que se iba a pasar la mitad de la noche espantando moscones.

- Liam – dijo alegremente Andrew, cuando el joven alto llego hasta ellos – parece una fiesta muy divertida – Liam se limitó a asentir, dio un corto saludo a Willow y luego a Cordelia, que con la sonrisa que le dirigió estuvo a punto de mandar al traste la tentativa de regañar a su hermana pequeña, al fin Liam carraspeó y volvió su atención hacia Buffy mientras caminaban lentamente hacia el resto de sus amigos.

- ¿Dime como diantres, mamá te ha dejado salir así de casa? – murmuró Liam esgrimiendo una falsa sonrisa mientras caminaban a través del salón.

- Simplemente la he convencido, Liam – respondió Buffy algo molesta por la actitud de su hermano

- Buffy… - dijo Liam con un leve tono amenazador

- Ella me ha dejado, ¿vale? – replicó Buffy girándose hacia su hermano – incluso me ha dado el camafeo de la abuela para que me lo pusiera. Así que déjame tranquila – dijo dejando atrás a Liam y volviéndose a agarrar del brazo de Willow con una sonrisa. Liam suspiró y la siguió lanzando miradas amenazadoras a todo el que miraba a su hermana con el más leve interés.

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- Guau, chicas – exclamó Xander con una sonrisa, en cuanto los cuatro, seguidos de Liam llegaron a la altura del grupo - ¿Qué bellezas sois y que habéis hecho con mis amigas?

- ¿Verdad? – dijo Andrew jovialmente, mientras las tres chicas reían – Yo creo que han sido la señora Summers y Milady Hambleton, estaban tan emocionadas que parecían las Hadas Madrinas de la Cenicienta y la Bella Durmiente, aunque claro la Cenicienta pega mucho más en este caso ¿no creéis?, aunque bueno también depende la versión del-

- Andrew – le advirtió Xander, cortando la cháchara del chico de golpe.

Sin embargo, el parloteó de Andrew había logrado encender una bombilla en el cerebro de William, que aún no había sido capaz de apartar la mirada de Buffy. De pronto el joven noble recordó uno de los muchos retratos que había de su madre en su casa, en concreto, uno que estaba en el despacho de su padre y en el que, una entonces, joven Milady Hambleton llevaba un vestido muy similar al de Buffy pero con las mangas largas. Aún sin dejar de mirar a la rubia, William sonrió, realmente su madre era una mujer excepcional.

Buffy, que durante los últimos minutos había sido consciente de estar siendo observada por Will, levantó la vista para encontrarse una resplandeciente sonrisa y una mirada azul tan intensa dirigida solo a ella, que hizo que sus mejillas se tiñeran del mismo color de su vestido, lo que por otra parte amplió la sonrisa de William al saber que su presencia no le era precisamente indiferente.

La voz de Xander interrumpió los pensamientos de ambos.

- ¿Buffy? – preguntó Xander de nuevo.

- ¿Eh? si, perdona Xander - se disculpó la joven, volviendo su vista hacia su amigo - ¿Qué decías?

- Que me reserves el primer baile – dijo este con una sonrisa, Buffy asintió sonriendo a su vez – bueno pero antes, chicas, dejadme que os presente – dijo Xander volviéndose hacia Anya y Kennedy y acercando a las chicas hacia ellas – la señorita Anne Summers, la señorita Cordelia Chase y la señorita Willow Rosenberg – Xander recibió un leve carraspeó y se corrigió – ah, sí, y Andrew Wells. Estas simpáticas damas son su excelencia, la archiduquesa del imperio alemán, Anianka Ermintrude von Schleswig-Holstein y Lady Abigail Kennedy Kent, hija de los duques de Kent.

Andrew y las tres chicas hicieron una profunda reverencia ante las dos nobles, después el atolondrado chico, las saludó y se acercó hasta Oz y Wesley, que discutían animadamente acerca de una carrera de galgos. Buffy, Cordelia y Willow intentaban mientras tanto entablar una conversación con Lady Kent y la archiduquesa, recurriendo sin saberlo a la misma estratagema que minutos antes había usado William.

- Es ist ein Vergnügen, Sie, Hoheit Anianka zu treffen – dijo Buffy tímidamente en un perfecto alemán, secundada por sus dos amigas (Es un placer conocerla, Alteza Anianka)

- Y a usted también, Lady Kent – añadió Willow con una sonrisa que en seguida le fue devuelta por la morena.

- Oh si, el baile de su madre es fabuloso – añadió Cordelia con excitación

- Parece que voy de sorpresa en sorpresa – comentó Anya mientras tanto – ¿vosotras también habláis alemán? – las tres jóvenes asintieron - ¿Y cómo es eso?, tenía entendido que las tres erais doncellas.

- Oh y así es, alteza – confirmó Cordelia – lo que pasa es que Willow y yo siempre ayudábamos a Buffy con sus lecciones de alemán, francés y español

- Creí que te llamabas Anne – intervino Kennedy algo confusa, dirigiéndose a Buffy

- Si, bueno, me llamo Anne – explicó la rubia – pero mis amigos me llaman Buffy – las dos nobles asintieron levemente

- ¿Y cómo es que dabas lecciones de lenguas modernas? – preguntó Anya, volviendo al tema

- Mi señora, la duquesa de Dorset, es muy generosa, siempre quiso que los criados tuviéramos la mejor educación que pudiera darnos – explicó Buffy con una sonrisa cariñosa al referirse a su ama

- ¿Ah, entonces, tú también trabajas con Liam? – preguntó la archiduquesa

- Oh, Hoheit Erzherzogin, Liam es mi hermano mayor – reveló Buffy con una sonrisa (Alteza archiduquesa)

- ¿En serio? – preguntó Lady Kennedy asombrada, las tres jóvenes asintieron sonriendo

- Si me permites decirlo – dijo Anya – nos os parecéis absolutamente en nada, liebling

- Tranquila, alteza, no es la primera vez que nos lo dicen – contestó Buffy sonriendo alegremente

- Disculpen, señoritas – intervino Xander acercándose a Buffy y Anya – ¿me permiten que se la robe un rato? – preguntó tomando a Buffy de un brazo, las chicas asintieron con una sonrisa – En ese caso, Milady Anya, espero que vos también me reservéis un baile – la alemana asintió sonriendo y Xander se llevó a Buffy hacia la pista de baile. Seguidos, apenas unos segundos después, por Oz y Willow, Kennedy y Wesley, y Liam quién supuestamente pidió a Cordy bailar con él, para poder vigilar a su hermana, aunque sólo él fue capaz de tragarse una excusa tan mala.

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William y Anya hablaban tranquilamente distanciados unos pasos de Warren, Amy y Andrew que estaban pululando por allí, los demás estaban en la pista de baile, de echo la alemana empezaba a estar levemente molesta por las constantes miradas de William hacia el lugar donde se congregaban los bailarines, hasta que se dio cuenta del porqué, y con una sonrisa divertida decidió que sería interesante intervenir.

- Dígame, Lord William ¿a qué está esperando? – preguntó ella en una de las constantes miradas de él hacia la pista de baile, el joven se giró hacia ella confuso.

- ¿Disculpe? – preguntó al no entender la pregunta

- He dicho que a qué espera – repitió la archiduquesa

- Creo que no la entiendo Milady Anya – respondió William desconcertado

- Claro que sí, Lord William – dijo ella acercándose más a él hasta casi poder susurrarle en el oído – debería pedirla un baile, antes de que haya bailado con todos los demás hombres del salón.

William se giró bruscamente para mirar a la archiduquesa que lucía una sonrisa traviesa y antes de que se diera cuenta, le había dado un golpe con su abanico y le estaba empujando hacia el otro extremo del salón. Al llegar a la pista de baile, William se giró para replicar, pero la archiduquesa se había esfumado de manera milagrosa y estaba hablando con Xander en el otro extremo de la pista, resignado, el joven volvió su vista hacia la pista, justo cuando uno de aquellos bailes en grupo que habían sonado durante toda la noche, terminaba, y casi diría que por azares del destino, dos risueñas Buffy y Willow caminaban en su dirección.

William decidió que podría seguir el consejo de Anya e invitar a Buffy a bailar, así que se dirigió hacia ella con ese objetivo. Cuando estaba cerca de ambas amigas, Willow se marchó a por algo de beber y Buffy quedó sola cerca de la pista durante unos segundos, que William se dispuso aprovechar. La joven iba a seguir a su amiga, cuando William le salió al paso hasta casi chocar con ella. Buffy levantó la vista para disculparse, pero no llegó a hacerlo, sus ojos verdes se abrieron por la sorpresa cuando se encontraron con la intensa mirada zafiro que la atravesó. Durante lo que parecieron siglos, ninguno de los dos dijo nada, mirándose fijamente mientras sus cuerpos estaban separados por escasos milímetros.

Después Buffy estuvo casi segura, que moriría en aquel preciso momento, los latidos de su corazón se dispararon como un caballo desbocado en su pecho y sintió que el aire no le llegaba tan bien como debería, cuando William lentamente se inclinó hacia ella y bajó la cabeza hasta su oído. La rubia se sonrojó furiosamente cuando sintió el aliento cálido del joven en su cuello.

- Baila conmigo – susurró William rozando la oreja de ella con sus labios, lo que envió un placentero escalofrío por todo el cuerpo de Buffy, quien sólo fue capaz de asentir levemente como respuesta.

William se separó de ella y tomándola por una de sus pequeñas manos la guió hasta la pista de baile, sin apartar su penetrante mirada de la sonrojada chica. Poniéndose uno en frente del otro para comenzar a bailar, uno de aquellos bailes en grupo. La música empezó a sonar y se detuvo de pronto, haciendo que todos los bailarines se giraran hacia la orquesta, aunque solo Buffy vio extrañada, a Willow escabullirse por un lateral de la zona donde estaba sentados los músicos. Buffy comprendió el extraño comportamiento de la pelirroja, en cuanto la música empezó a sonar de nuevo, y quiso huir para poder matarla con sus propias manos.

Las notas del primer violín comenzaron a sonar acompañadas segundos después por el piano, entonando los primeros compases de un vals, y las confundidas parejas se acercaron para comenzar el nuevo baile. Buffy no estaba muy segura de que fuera capaz de dar un solo paso, mientras observaba como William caminaba hacia ella con movimientos felinos, y por un segundo averiguó como debía sentirse un canario al acecho de un gato.

Los ojos azules nunca se apartaron de los suyos, que eran incapaces si quiera de pestañear, la joven tragó saliva con dificultad, cuando la mano izquierda de Will tomó la suya delicada pero firmemente y la derecha se paseó lentamente por su cintura y espalda hasta ocupar su lugar apropiado sobre el omoplato izquierdo, mientras algo temblorosa ella recogía la falda de su vestido con la mano izquierda, y la apoyaba sobre el brazo de él. Después Buffy tuvo la sensación de que William arrimó los cuerpos de ambos más de lo que era adecuado, pero ella sólo había bailado un par de veces un vals y había sido con las chicas, así que no estaba completamente segura de ello. La rubia decidió dejarse llevar por Will, y pronto comenzaron a moverse en un ritmo de vaivén, para más tarde girar sobre si mismos, siguiendo el ritmo del resto de parejas del salón.

Pero para Buffy el resto de parejas había desparecido hacía rato, incluso el salón se había difuminado en su campo de visión, atendiendo solo a la penetrante mirada de su compañero de baile mientras intentaba recordar cual era la manera correcta de respirar. Y entre la neblina de su mente oyó la voz profunda de William, aunque sin llegar a entender del todo que es lo que decía.

- Estás preciosa, Buffy – susurró él, acercándose un poco más a ella sin dejar de bailar.

Buffy comprendió las tres palabras de él justo cuando la música terminaba, e invadida por un repentino temor se disculpó torpemente y salió de la pista de baile dejando a un confundido William observándola mientras se alejaba.

- Parece que la habéis asustado – dijo una voz femenina sacando al joven de su absorto estado, el rubio se giró para encontrarse con tres figuras sonrientes, Xander, la archiduquesa y Kennedy

- ¿Qué la habéis dicho para que huya de ese modo? – preguntó la morena divertida, coreada por los otros dos

- Os lo diré cuando lo averigüe – respondió William antes de salir en pos de la estela de Buffy.

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Tras un rato de búsqueda infructuosa, el joven logró encontrar a Buffy apoyada en la balaustrada de las escaleras tenuemente iluminadas con farolillos chinos del jardín trasero. Lentamente se acercó hacia ella casi temiendo asustarla.

- ¿Buffy? – preguntó él unos pasos antes de llegar a su lado, la joven se giró levemente sobresaltada, le miró y luego ocultó su rostro en la oscuridad de la fría noche - ¿qué te ocurre? ¿He dicho algo que no debía? – preguntó confuso por su actitud retraída, tan desconocida para él, acostumbrado a su vivacidad y su alegría. Ante la ausencia de respuesta de ella, se acercó un poco más, hacía bastante frío y ella solamente llevaba mangas cortas, observó el joven, mirándola de reojo mientras se acodaba junto a ella en la barandilla de mármol.

Cuando Buffy quiso darse cuenta, la levita del frac de William estaba sobre sus hombros resguardándola del frío, agradecida y molesta a la vez, ni si quiera ella sabía muy bien porqué, levantó la vista hacia él.

- No hace falta que hagas esto – dijo ella en voz baja

- ¿El qué?

- Ser galante conmigo

- ¿Por qué? – preguntó confundido ante las palabras de Buffy

- Porque tú no eres así – él levantó una ceja ante las palabras de ella, que suspiró intentando explicarse – al menos no conmigo. Yo… sólo, soy la niña de las trenzas que te sirve el té, William.

- ¿Buffy, qué demonios te pasa? – preguntó el irguiéndose y acercándose un poco más a ella

- Tú… tú… - titubeó ella durante unos segundos – ¡esto es sólo un disfraz! – exclamó de pronto llevando las manos a su vestido – yo no soy ésta y tu…tú no me quieres – dijo ella en un tenue susurro.

- Buffy ¿qué dices? – dijo él, sin entender que es lo que le pasaba – por su puesto que te quiero, tu-

- Como a una hermana – le interrumpió ella dándole la espalda con un tono de melancolía, William observó la figura de ella, luego dio un paso acercándose a su espalda

- También yo pensaba eso – susurró él, dando otro paso, observando como ella se estremecía sin girarse hacia él

- Es por este vestido – contestó ella – mi pelo, este lugar… pero solo es una ilusión

- Tu vestido no tiene nada que ver, Buffy – dijo él dando otro paso hacia ella – ni este lugar… aunque temo que no puedo decir lo mismo de tu cabello – Buffy frunció sus labios confusa por esa declaración y aunque él no podía verla porque seguía dándole la espalda, pudo imaginarlo perfectamente – siempre he pensado que los ángeles debían tener un cabello como el tuyo – susurró él en su oído, rozando la espalda de ella con su cuerpo.

- No digas eso – susurró ella suplicante – tu no-

Pero Buffy no pudo decir nada más, William la había girado de golpe hacia él, tomándola por los brazos, y sus cálidos labios se habían posado sobre los de ella. Sorprendida abrió los ojos desmesuradamente, pero se rindió cuando sintió la mano de él tomándola con firmeza de la nuca, cerró los ojos y suspiró, lo que William aprovechó para tomar los labios de ella entre los suyos, enviando sensaciones electrizantes por los cuerpos de ambos, que respondieron con un gemido en común. William deslizó su otra mano por la cintura de ella acercándola más a él, como si quisiera fundirla con su cuerpo, y los pequeños dedos de ella se agarraron con fuerza a su camisa, en un intento de mantenerse de pie. Él inclinó la cabeza de ella con la mano que sostenía en su nuca y aprovechando que ella entreabrió la boca para quejarse de la maniobra, coló la lengua en su boca, explorándola, en una mezcla de dulzura y pasión desbordada, que arrancó nuevos gemidos a Buffy, que sonaron como una celestial melodía para los oídos de William.

Continuará...





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