Author's Chapter Notes:
Bueno, pues aquí os dejo, como sigue la enfermedad de la pobre Buffy, es un poco cortito, pero a partir de ahora los capitulos se vuelven kilometricos LOL. Espero que os guste y me dejeis algun comentario ^_^
Capitulo 7: Enferma, 2ª parte



(4 días después, 6.30 a.m.)



William, sentado en el sillón junto a la cama, estrujaba un paño sobre la palangana y lo dejaba delicadamente sobre la frente de Buffy.

Como cada mañana desde que Buffy enfermó, se había despertado hacía un rato para relevar a Liam de su turno de vigilancia. Habían repartido en tres las horas del día, él vigilaba a la joven desde primeras horas de la mañana hasta la hora del té, cuando la señora Summers le relevaba, para que pudiera pasar la tarde con su madre, Joyce se quedaba hasta la media noche y Liam la cuidaba durante la madrugada.



Habían sido unos días completamente agotadores, sobre todo los dos primeros, en los que el cuerpo de Buffy ardía de fiebre y solo se calmaba durante un par de horas, después de un baño prácticamente helado. Durante todo este tiempo, la chica había permanecido sumida en la inconsciencia, un par de veces se incorporó de la cama abriendo los ojos, algunas de ellas gritando, pero no era consciente de si misma, la fiebre la hacia delirar, hablaba de cosas sin sentido, chillaba y volvía a caer en un profundo sueño febril.

Incluso estando tan enferma, una tarde trató de salir de la cama perturbada por sus alucinaciones, hizo falta la fuerza de Liam y William para poder detenerla, Buffy parecía haber sacado una enorme fuerza física de su débil cuerpo para resistirse a los dos jóvenes, que tuvieron que emplear todas sus fuerzas para mantenerla en la cama.



Durante los primeros días la fiebre era tan alta y la chica respiraba con tanta dificultad que todos llegaron a temer por su vida, incluso el doctor Giles estuvo a punto de tirar la toalla cuando la fiebre llegó hasta los 41ºC durante la tarde del segundo día. Nada parecía calmar la infección de su cuerpo, y la tos era tan fuerte, que a veces la joven se ponía roja por la falta de aire.



Milady Anne había mejorado lo suficiente para interrogar al doctor cada vez que este iba a visitar a Buffy. Giles le había prohibido que se acercara a la joven, porque la gripe podía ser fatal para su cuerpo enfermo, pero Anne oía perfectamente las toses y a veces incluso los gritos delirantes de la joven, que sacudían el alma de todos los habitantes de la casa.

Anne se sentía tan impotente, que únicamente lograba pasar el día rezando porque la chica se recupera pronto, insegura de que, si el Señor decidía llevarse a la alegre y despreocupada rubia, los demás habitantes de la casa lograran resistir al golpe de su pérdida. Cada vez que pensaba en esa posibilidad, los rezos de la mujer se volvían más fervorosos.





Pero la enfermedad de Buffy no solo caló hondo en los habitantes de la residencia Hambelton, los criados de los Grafton, en especial Cordelia y Willow, siguieron con impaciencia cada novedad que había sobre la enfermedad de su amiga.

Los hijos de los Grafton, también se sintieron consternados por la noticia de la grave enfermedad que sufría la joven criada, y observaron de primera mano los estragos que estaba haciendo en los que se encargaban de cuidarla, la señora Summers siempre cuidadosa y diligente, se equivocaba con frecuencia en sus tareas domesticas y lucia unos terribles ojos rojos e hinchados a todas horas, Liam tenia la sombra de una barba no afeitada y había descuidado su ropa y su higiene, las tremendas ojeras de William denotaban que él, tampoco lo estaba pasando nada bien y el humor, si cabe, aun más distraído que de costumbre, empezaron a preocupar seriamente a Xander. Si la pequeña Buffy no empezaba a mejorar pronto, sus dos amigos también caerían enfermos.





Sin embargo, y en contra de todo pronóstico Buffy mejoró. Durante el mediodía del tercer día la fiebre disminuyó, su pulso se volvió más calmado y la falta de aire menos trabajosa.

La casa entera suspiró de alivio ante la mejoría. Pero aunque los efectos de la gripe habían disminuido considerablemente, Buffy aun seguía inconsciente y lo que en un principio pareció una mejoría, volvía a tener a todo el mundo en tensión.

El doctor Giles estaba preocupado porque la alta fiebre que la joven había padecido, podía haberla dejado en coma, de forma que, en cuanto tenía un rato libre se pasaba por la casa para examinar a la muchacha y volvía a salir con un gesto aun más apesadumbrado.



---*---



Buffy emitió un pequeño gemido y William se giró hacia ella, observándola durante un rato para confirmar que desgraciadamente seguía dormida, retiró el paño de su frente y volvió a introducirlo en la palangana para mojarlo, lo escurrió y tras humedecerle un poco la cara, volvió a dejarlo sobre su frente. Un nuevo quejido, volvió a llamar la atención del joven que la observó de nuevo con atención.

- ¿Buffy? – se atrevió preguntar en voz baja, la joven se movió un poco y William se sobresaltó - ¿Buffy? – preguntó esta vez más alto mientras tomaba su mano entre la suya. Llevó su mano izquierda a la cara y la posó sobre su mejilla, la rubia movió casi imperceptiblemente la cabeza para acercarse más a la suave caricia. Sin soltarla William se levantó del asiento y se arrodilló junto a la cama. - ¿Buffy puedes oírme? – preguntó a la vez que acariciaba suavemente la mejilla de la chica y apretaba su mano ligeramente. La joven movió la cabeza levemente y sus parpados se movieron aunque no se abrieron. William estuvo seguro entonces, de que Buffy estaba más cercana a la consciencia de lo que lo había estado cualquiera de los días pasados y no desistió en su empeño de lograr una reacción por parte de ella.

- Buffy, luv, se que me estas oyendo – dijo William con voz nerviosa, mientras mojaba la cara de la chica con el lienzo – Buff, abre lo ojos, si alguien puede hacerlo esa eres tu – murmuró emocionado intentando hacerla reaccionar, la rubia se removió y sus ojos pestañearon brevemente, al verlo William dio un salto en el sitio y la llamó aun con más intensidad - ¿Buffy? Buffy, por favor… - susurró el joven después de un rato en el que ella se mantuvo inmóvil, decepcionado apoyó la cabeza sobre la cama, al lado de ella, manteniendo su mano sujetada por la suya.


- Hmmm…Wi… ¿Will? – preguntó una voz baja y ronca, momentos mas tarde, William levantó su cabeza, igual que si hubiera sido accionado por un resorte, para clavar la vista en la pálida y demacrada, aunque despierta, cara de la chica, que le ofrecía una mirada confusa.

- ¿Bu…ffy? – preguntó él con voz trémula, temiendo que aquello fuera solo una mala jugada de su mente cansada

- ¿Qué... – Buffy se aclaró su ronca voz, antes de continuar – qué pasa…?

- ¡Oh dios mío! – exclamó él llevándose una mano a su cabeza para echarse el pelo hacia atrás

- William… ¿qué haces aqu-

Antes de que la chica pudiera acabar la pregunta, el cuerpo del joven cayó sobre ella, abrazándola con fuerza, mientras soltaba exclamaciones de alegría contra su pelo.


Buffy se quedó tan sorprendida por la inesperada y repentina muestra de afecto del reservado joven, que no se atrevió a moverse. Pero cuando fue consciente del cuerpo duro de William pegado contra el suyo y de su aliento en su cuello, Buffy se estremeció y notó como su rostro empezaba arder y se coloreaba como la grana.

William sin embargo, estaba tan emocionado que no se dio cuenta del estado de la chica, cuando dejo un rápido beso en su frente y salió corriendo llamando a Liam a gritos por el pasillo. Buffy oyó varias voces y pasos apresurados por las escaleras, mientras llevaba su mano temblorosa hasta su frente y rozaba aturdida, la piel de su frente que había sido tocada por los labios de William.



Continuará...





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