Author's Chapter Notes:
Como prometí aquí dejo un capitulo larguito, que espero que os guste.
Ah una cosa que os quería comentar sobre la redacción y el punto de vista de la historia, al principio empecé contando la historia desde el punto de vista de Buffy que tiene 16 años, que en aquella epoca no era como ahora que con 16 tacos sabemos todos 'latin', aunque ahora no escribo en primera persona, el punto de vista sigue siendo el de una Buffy adolescente, por eso la historia y demás tiene un aire un poco inocente casi infantil, al igual que le pasa al William de la historia, que ciertamente no se aprece nada a Spike.

Mi idea es ir evolucionando el punto de vista y la redacción junto con la evolución de los personajes. Concretamente de William y Buffy que actualmente viven en un mundo color de rosa, más o menos.

Espero vuestros comentarios *wink*
Capitulo 8: Flor de un día


Dos semanas más tarde Buffy se encontraba en la habitación de Milady Anne, leyendo en voz alta junto al fuego. Aunque se sentía perfectamente, el doctor Giles le había prohibido que se esforzara mucho, de forma que Buffy estaba retomando sus tareas poco a poco.

Por las tardes, después de tomar el té, subía a la habitación de Milady y le leía el libro de aquel desdichado chico de Oliver Twist, después de cada capitulo la señora y ella comentaban las peripecias de Oliver, otras veces, Milady le pedía que le mostrara bocetos de las revistas para ver las ultimas tendencias de moda. Aunque la Señora ya casi no salía debido a su enfermedad, siempre había sido una mujer muy elegante, a la que muchas damas de la alta sociedad envidiaban por su porte y su buen gusto.

Buffy asentía fervientemente, mientras la señora hablaba sobre los últimos estilos, absorbiendo todo lo que la mujer mayor decía, como si fuera un profeta de la moda. Lo más probable era que ella nunca pudiera tener uno de esos hermosos y recargados vestidos que lucían las mujeres de las revistas, pero su imaginación podía hacerlo por ella, creando faustuosos bailes en los que ella era la chica más envidiada o era presentada a la Reina recibiendo humildemente sus elogios.
En uno de esos bailes se encontraba, mientras Milady admiraba un boceto sobre una blusa con adornos en terciopelo azul, cuando la puerta de la salita se abrió y William apareció en el umbral, para observar con una sonrisa divertida a las dos ‘Annes’.

- ¿Cómo se encuentran mis chicas favoritas? – preguntó el joven entrando en la habitación y cerrando la puerta tras de sí, las dos mujeres levantaron la cabeza al oírle.

- Will, cariño – dijo Milady mientras su hijo cruzaba la habitación hacia ellas - ¿Has vuelto a beber demasiado jerez con el hijo de los Grafton? – el hombre alzo una ceja interrogativo - ¿Dónde ves tú dos chicas? – preguntó su madre con una sonrisa

- Pues… aquí veo una – dijo William acercándose a Buffy y posando su mano sobre su cabeza, acariciando con ternura su cabello, luego se acercó a su madre dejando un beso sobre su cabello rubio, salpicado de hilos plateados – y aquí otra – terminó con una sonrisa, arrodillándose a la altura de su madre que acarició el dorso de su mano con cariño.

- Ay hijo, eres demasiado galante – dijo Milady con una sonrisa

- ¿Cómo habéis pasado la tarde? – preguntó William mirando a su madre y desviando su vista luego hacia Buffy.

- Oh, muy entretenidas – respondió la mujer mayor con una sonrisa, luego se giró hacia la doncella – Buffy me ha leído otro capitulo de la obra de Sir Dickens, ese joven Twist es un pilluelo de cuidado – comentó Milady, provocando una sonrisa de su hijo, que dirigió de nuevo su mirada hacia la jovencita, Buffy sostuvo su mirada un segundo y luego bajó la cabeza sonrojada – Vaya no sabia que era tan tarde – comentó la señora mirando el reloj de la repisa de la chimenea, Buffy lo observó y se puso en pie, disculpándose, para irse a servir la cena y salió apresuradamente del cuarto.

Cerrando la puerta se apoyó ella, soltó un leve suspiro, mientras una sonrisa risueña se expandía por su rostro, después dejó el libro en la biblioteca y bajó corriendo a la cocina.


---*---


Después de servir la cena y ayudar a su madre a recoger y lavar a la vajilla, Buffy se quitó el delantal y la cofia, iba a subir a su cuarto, pero al pasar por la puerta trasera se quedó observando el farolillo que había en el jardín.
Hacía un par de días que no nevaba y la nieve había desaparecido, decidida a respirar un poco de aire fresco, la joven cogió un amplio chal de lana verde oscuro y se envolvió con él, abriendo la puerta y saliendo al jardín.
Buffy dio una honda bocanada del frío aire londinense y comenzó a pasear lentamente por el camino de grava que atravesaba el jardín lleno de rosales, brezos y caléndulas, en la parte izquierda había dos macizos de lilas que su madre plantó hacía unos años, el camino terminaba en un pequeño estanque que la propia Milady Anne había construido cuando compraron la casa, ella misma había plantado los nenúfares, las matas de iris que lo bordeaban y los dos alisos que ahora eran altos como columnas, no muy lejos del estanque estaba el arbusto de moras, que cada año daba unos deliciosos frutos a principios del verano.

Buffy sacó la bolsa de papel que llevaba en uno de los bolsillos de su falda y lo abrió, tomando un puñado de su interior, lo vertió en el estanque, donde al instante, decenas de peces de colores salieron a la superficie para ir en su busca. La joven se sentó en el borde del estanque, con la vista perdida, lanzando cada cierto tiempo pequeños puñados de pan al fondo del estanque. Estaba tan ensimismada que ni si quiera vio la figura que estaba sentada en el banco, escribiendo, y que cuando ella apareció, dejó de lado su cuaderno para observarla, aprovechando su, al parecer, invisibilidad.

Buffy se giró al escuchar un ruido de gravilla a su izquierda, detrás de ella, William la observaba fijamente, sentado en el banco de madera blanca, con una pluma a su lado y su cuaderno de piel negra en el regazo, nerviosamente, Buffy se puso de pie de un salto y William más calmado, la imitó con una sonrisa.

- Lo…Lo siento, no sabía que estabas aquí – tartamudeó la joven con nerviosismo.

- Ya lo he visto – respondió el sosegado, dando un paso hacia ella, después de coger sus utensilios de escritura.

- De verdad que lo siento, te he… molestado ¿verdad? – dijo ella haciendo una mueca.

- No, por supuesto que no – contestó él con una sonrisa apacible – intentaba terminar un poema, pero estoy un poco falto de inspiración – explicó con haciendo un gesto de molestia.

- Vaya, entonces… ¿estas escribiendo algo nuevo? – preguntó ella, William asintió mientras caminaba hasta ponerse a su lado, frente al estanque - ¿Te molestaría…me lo leerías? – preguntó ella tímidamente, bajando la mirada hacia los peces del estanque, él la miro un poco nervioso.

- Es que…bueno,… aun no esta terminada – se excusó el joven.

- Ah… - fue lo único que Buffy acertó a decir sin levantar la vista.

- Cuando la acabe te la leeré – dijo él volviéndose para mirarla, cuando sus miradas se cruzaron él la sonrió – ya sabes, que tu y mi madre sois mis mejores oyentes – ella sonrió a su vez – y ¿qué es lo que haces tu a estas horas, en el jardín? – preguntó William cayendo de pronto en lo raro de la hora y del lugar.

- Pues…solo pasear…supongo que…vagar un poco entre la naturaleza - respondió ella despacio, William asintió y los dos se quedaron con la mirada fija en el estanque.


---*---


(Dos días después)

Liam estaba terminando de aparejar el carruaje pequeño, cuando William apareció en la cochera vestido con ropa de montar, similar a la de Liam pero obviamente más cara y elegante.

- ¿Crees que encontraremos buenas yeguas en el establo del señor Patterson? – preguntó el recién llegado.

- Oz me ha dicho que tienen las mejores del condado – dijo Liam incorporándose y sacudiéndose la suciedad de las manos – bueno creo que ya podemos irnos.

William se subió al asiento delantero y tomó las riendas del único caballo que llevaban, mientras Liam abría las puertas de la cochera, el joven Hambleton azuzó levemente al caballo, guiándole fuera de la casa, hasta detenerse en la calle frente a la puerta principal, allí esperó a que Liam le alcanzará y se sentara a su lado en la pequeña calesa. no era un medio de transporte muy adecuado para el mes de noviembre, pero teniendo en cuenta que iban a volver a caballo, era la más ligera, la dejarían en los establos y algún trabajador del señor Patterson la llevaría a la casa más tarde. Un momento antes de salir, la puerta principal se abrió y Buffy abrigada con grueso chal y portando una pequeña cesta, se acercó a ellos corriendo, y le tendió la pequeña cesta a Liam, que frunció el ceño confuso.

- Mamá os ha preparado un poco de pastel de carne, pudding y una botella de cerveza – dijo Buffy recuperando el aliento y abrazándose a si misma con el chal. William y Liam se dieron una mirada y luego se volvieron hacia Buffy que se encogió de hombros, haciéndoles entender que no tenia nada que ver con la preparación de la cesta, su hermano dejó la cesta entre medias de él y William con un resoplido molesto.

- Pues…mmmhh…dile a tu madre que…gracias – respondió William con un gesto.

Buffy asintió y Liam agitó las riendas poniendo al caballo en marcha, la chica esperó hasta que desaparecieron de su vista y entonces entró en la casa.


---*---

William y Liam habían estado viendo caballos durante toda la mañana, al final el joven Hambleton se había decidido por una yegua percherón de color gris claro y un joven caballo hunter muy ágil para la caza, de cuerpo castaño, crin y cola negras. Los dos jóvenes comieron la cesta de Joyce cerca del establo, acompañados por uno de los capataces de la finca. Después decidieron que en lugar de dejar el carruaje allí, amarrarían a la yegua junto a su vieja yegua rojiza y Liam las llevaría de vuelta, mientras William volvería cabalgando sobre el joven caballo.

En un principio el animal no parecía muy conforme con su nuevo jinete, pero tras un rato de caricias calmadas que el joven le dedicó, el caballo se relajó y William lo llevó al trote la mayor parte del camino, sin embargo a las entradas de la ciudad, tuvo la excitante y arriesgada idea de forzar al caballo hasta el galope, y así lo hizo. Atravesó al galope la zona obrera del East End, hacia su residencia en el distrito del West End cerca de Hyde park.

Al cruzar el río, esquivó de milagro un par de carruajes, en uno de ellos una mujer joven se asomó por la ventana del coche insegura de haber contemplado lo que creía, movida por la curiosidad, la ocupante del carruaje, ordenó al cochero que siguiera al caballo castaño.

William redujo la velocidad paulatinamente según se acercaba a su casa hasta pasear tranquilamente, mientras montaba se fijó en el escaparate de una nueva librería, sabiendo que aun le sobraría tiempo hasta que Liam pudiera alcanzarle, desmontó del caballo y le tendió las riendas a un conductor de un carruaje al tiempo que le lanzaba unas monedas.

Diez minutos después William salía de la tienda con dos nuevos ejemplares bajo el brazo y se dirigía a su caballo, frunció el entrecejo al ver que el cochero había desaparecido y que en su lugar una figura femenina con un abrigo color rojo hasta los pies, sobrero y guantes a juego, acariciaba la cabeza del animal mientras sostenía las riendas con la otra mano.

- Ehmm…disculpe – dijo William acercándose al caballo, pero se calló en cuanto la mujer se giró dedicándole una sonrisa - ¿Ce…Cecily?

- William – dijo ella arrastrando las silabas deliberadamente – Que placer tan inesperado…

- ¿Si? – fue lo único que atino a preguntar el joven.

- Bueno, en realidad… te mentiría si no te dijera que te he visto cabalgar desde dos calles más atrás y he decido apearme a saludarte – mintió la mujer morena con una sonrisa peripuesta – No sabía que montaras…William

- Bueno…no…no lo hago muy a menudo…aunque, mmmh bueno, es una de mis pasiones – se explicó él con evidente nerviosismo, terminando la frase con una tímida sonrisa.

- ¿Y… el caballo es tuyo? – preguntó la mujer sonriéndole coquetamente mientras acariciaba al animal.

- Pues sí, aunque acabo de adquirirlo….mmmhh…tal vez te parezca atrevido, pero…me preguntaba… si querrías venir a montar un día, conmigo – preguntó William inseguro, la mujer le miró con la cabeza inclinada meditando la propuesta.

- Quizás me haya equivocado con él…, puede que al fin y al cabo no sea tan estúpido como parece a simple vista. E indudablemente sigue siendo uno de los aristócratas mejor posicionados y adinerados del país – pensó la mujer, luego asintió delicadamente – me encantaría, William… ¿Qué tal el jueves por la tarde? Aunque…mi caballo tiene un casco herido.

- Podrías venir a mi residencia. Tenemos varios caballos de monta, además de este – respondió rápidamente William, con una sonrisa reluciente y esperanzada

- De acuerdo – dijo ella con una sonrisa y un leve asentimiento – nos vemos pasado mañana entonces – y sin más se dio la vuelta y subió a su carruaje que partió al instante.


- ¿Era el hijo de Milady Hambleton, la duquesa de Dorset? - preguntó una mujer algunos años mayor que engalanada en un costoso vestido, estaba sentada en frente de Cecily, la aludida asintió – Vaya, entonces, ¿al fin has decido hacerme caso y echarle el lazo?

- Lo estoy meditando, madre – respondió la mujer con aire distraído.

- Es uno de los mejores partidos del país, Cecily – expuso Lady Ashworth.

- Y también de los más aburridos y patéticos – replicó la joven con aire molesto.

- Hija, no estas buscando un amor platónico, si no un marido – explicó la mujer mayor – y un buen marido solo necesita dos cosas, un buen titulo nobiliario y una cartera abundante y éste tiene ambas. Si te aburre, búscate un amante o dos, cuantos prefieras – concluyó Lady Ashworth con un golpe de su abanico y una sonrisa que en seguida se le contagió a su hija.


---*---


(Noche siguiente, residencia de los Hambleton)

- Oh, Buffy, estás aquí – dijo William acercándose al estanque con paso apresurado y su libreta de piel negra en una mano.

- ¿Me estabas buscando? – preguntó Buffy confundida mientras se giraba hacia él, con las manos cruzadas sobre el pecho agarrando con fuerza el grueso chal de lana.

- Si, te buscaba – dijo William recuperando el aliento – ¿te acuerdas de la poesía que te hable?

- ¿La que tenías a medias? – preguntó la joven estrechando los ojos.

- La misma, acabo de terminarla – dijo con una amplia sonrisa.

- ¿En serio? – contestó ella sonriendo en respuesta, él asintió haciendo un gesto con la libreta.

- Si te la leo… ¿me darás tu sincera opinión? – preguntó William.

- Claro – respondió ella con una tímida sonrisa, él le sonrió abiertamente y la joven se ruborizó, bajando la cabeza se dirigió al banco de madera y se sentó. Oyó como William aclaraba su voz y se disponía a leer abriendo su libreta y caminando por el paseo de grava del jardín.

- “Todavía su olor, la hace demorar,
pintando cuadros en mi mente,
Sus ojos, cuencos de miel,
Arpas de ángeles, su risa.
Oh alondra, concédeme una señal,
si ésta es la flecha de Cupido,
escucha, alondra, su nombre ha sido dicho.
Cecily se desprende, de entre su pequeño pico.”


William se giró hacia Buffy con una sonrisa tímida en su rostro, tras acabar de leer, sin embargo, la joven tenia la cabeza agachada y su rostro estaba oculto entre las sombras de la noche.

En realidad, Buffy solo intentaba encontrar las fuerzas para guardar su compostura, mordiéndose el labio con fuerza hasta el punto de sentir el sabor de su propia sangre, intentaba por todos los medios contener las lagrimas de ira y vergüenza que amenazaban por salir de sus ojos, desde el momento en que William había pronunciado el nombre de Cecily – cielos, odio a esa mujer – gritó su mente, mientras pestañeaba intentado hacer desaparecer las lagrimas de sus ojos - ¿Cómo… cómo he podido ser tan tonta? Él jamás se fijará en mi…nunca – un sollozo pugnó por escaparse de su garganta, ante sus aciagos pensamientos – Es hora de que crezcas Buffy, y dejes de soñar con que el príncipe azul se enamorara de ti… nunca habrá un príncipe azul y para él no eres más que la criada, solo puede verte como una hermana, nunca irá más allá, nunca.

- ¿Buffy? – preguntó William, acercándose a ella, al ver que no decía nada, alargó su mano hacia ella, pero antes de que pudiera tocarla ella levantó la cabeza de golpe apartándose de él - ¿Tan mala es la poesía? – preguntó con algo de miedo, Buffy giró la cabeza para no tener que afrontar su mirada.

- Es preciosa, William – dijo ella con voz trémula, tomando aire se levantó sin mirarle y murmuró – Espero que la señorita Ashworth sepa apreciarla – Y con esto comenzó a andar, pero el joven, confuso, se acercó y la tomó del brazo girándola hacia él.

- ¿Te encuentras bien? – preguntó extrañado por su comportamiento, William se sorprendió al observar su rostro, sus ojos pardos brillaban acuosos y su labio inferior temblaba – Estas sangrando – murmuró el joven al notar una gota de sangre que manaba de sus labios, pero al extender su mano hacia Buffy ella se encogió como si temiera su contacto, para después salir corriendo hacia la casa sin decir una palabra, William la miró boquiabierto - ¿Qué demonios me he perdido? – se preguntó en voz alta.


---*---


A la mañana siguiente Buffy lucía unas tremendas ojeras que delataban su falta de descanso, aprovechando que ahora dormía sola, había pasado gran parte de la noche leyendo a la luz de la única vela que tenía en su cuarto. Hizo todas sus tareas con diligencia aunque su humor alegre había desaparecido, lo que en seguida notaron tanto Liam como Milady.

A primera hora de la tarde llamaron a la puerta, cuando Liam abrió, le pareció empezar a comprender el humor de su hermana, el joven moreno usó el intercomunicador de la escalera para avisar a William de que su visita había llegado, mientras tanto hizo esperar a la joven aristócrata en el recibidor, de manera que pudo observarla tranquilamente.

La joven morena, llevaba el cabello recogido en un moño alto, bajo un sombrero de copa negro con una cinta verde oliva y una larga pluma de faisán, una chaqueta de grandes botones en el mismo tono de verde, que se ceñía al cuerpo y se ampliaba en la cadera, bajo la falda a juego, asomaban las botas de montar, en una mano llevaba una fusta de cuero y en la otra unos guantes de ante. Cecily se giró hacia él dirigiéndole una mirada altanera, al ser consciente de la observación a la que estaba siendo sometida. Liam desvió la mirada con un resoplido, al tiempo que se giraba a la puerta de los criados para encontrarse con su hermana que llevaba un cubo de agua y varios trapos para limpiar la balaustrada de las escaleras.

Al principio Buffy observó a la intrusa con sorpresa, luego cuando Cecily le dirigió una mirada condescendiente, alzó la cabeza y con paso orgulloso se dirigió hacia las escaleras sin mirarla. Sentada en los escalones, observó con tristeza como William bajaba alegre y saludaba a la mujer, ofreciéndole galantemente su brazo que ella en seguida tomó y con una sonrisa arrogante dirigida a ambos criados, salió por la puerta principal acompañada de William.

Buffy había mantenido su mirada de desprecio mientras ella estuvo en el vestíbulo, sin embargo en cuanto ambos salieron, la cara de la rubia se ensombreció por la tristeza y de nuevo se vio luchando contra sus lagrimas, mientras limpiaba el pasamanos con excesiva fuerza.

Liam que no había pasado nada por alto, observó a su hermana. Siempre había desaprobado los sentimientos que Buffy tenía hacia William, pero al igual que ella, aquella joven señorita Ashworth le parecía uno de los seres más retorcidos que había tenido la desgracia de conocer, en un breve signo de apoyo hacia su hermana, Liam poso su mano en su pequeño hombro, hasta que ella asintió, entendiendo el gesto.



Continuará...





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